viernes, 28 de febrero de 2014

El "Lago Verde" en primavera

El Grüner See ("Lago Verde") es un lago que está localiazado cerca de la población de Tragöß, en el estado de Estiria en Austria. Se encuentra rodeado por los bosques y las montañas Hochschwab. 


El nombre de «Lago Verde» tiene su origen en el color verde esmeralda de sus aguas, su transparencia se debe a la piedra caliza de donde proviene.


Durante el invierno, el lago sólo tiene de uno a dos metros de profundidad y sus alrededores son utilizados como un parque.


Al llegar la primavera con el aumento de las temperaturas, se produce el deshielo en las montañas y toda la cuenca se inunda entre mayo y junio, alcanzando el lago su profundidad máxima en 12 metros. 








viernes, 19 de julio de 2013

Mi Primer Crucero al Mar Rojo

Así como Humphrey Bogart le dice a Ingrid Bergman en la película Casablanca como epitafio de un amor imposible; “siempre nos quedará París”, los buceadores siempre tendremos un rincón donde descubrir una y otra vez nuestra fascinación y amor por los fondos de los arrecifes de coral.

 El Mar Rojo en su Ruta Norte es un destino ideal para aquellos buceadores que desean realizar su primer viaje internacional y su primer crucero de vida a bordo. Cuando yo fui por primera vez tenía alrededor de 40 inmersiones. Ahora, después de un centenar de veces habiéndome sumergido en esas aguas, aún sigo añorando con regresar.

 Cuando algún buceador muestra interés por conocer todo lo que oye a cerca del Mar Rojo, intento transmitirle la dimensión de la experiencia, pero siempre me ocurre lo mismo, no encuentro las palabras que reflejen lo que se siente la primera vez que te sumerges y la huella que te deja ese primer viaje.

 Al final siempre recurro a la misma historia, la mía personal, y recuerdo como me sentí cuando me subí a un avión rumbo a Egipto con el fin de embarcarme durante una semana para disfrutar de esos fondos. Era un reciente AOWD con una mezcla de ilusión y nerviosismo que había oído como la gente repetía el mismo viaje una y otra vez, cosa que no lograba entender muy bien esa reiteración, hasta que me zambullí.

 Desde entonces lo he repetido en ocho ocasiones y anhelo que llegue la novena.

 Es un destino que reúne muchos factores positivos. La proximidad, el precio, las aguas cristalinas, su visibilidad y luz, el colorido del coral y su fauna, la temperatura del agua, sus pecios, la sencilla logística entre inmersiones y la placentera vida a bordo. Un conjunto de elementos que hacen el cóctel perfecto para disfrutar de unas excelentes vacaciones de buceo.

 Además como buceador, tanto si te estás iniciando, como si todavía no has hecho un crucero de este tipo, habrá un antes y un después, en tu formación y en experiencia personal.

 La jornada a bordo se inicia temprano, ya que en la mar lo normal es regirse por el horario solar, por lo que es habitual que a las seis de la mañana estemos escuchando el briefing de buceo de la primera inmersión mientras nos tomamos un café antes de zambullirnos al agua. Nos quedan por delante cuatro estupendas inmersiones, una de ellas nocturna y así, cinco días seguidos.

 
¿Agotador?

 Antes de que yo fuera la primera vez pensé que debía ser una actividad para superhombres, y sin embargo resulta que no lo es, más bien todo lo contrario, excitante, placentero, tranquilo, relajado,…, y cuando llega el último día antes del regreso te apetecería seguir otra semana más.

 
¿Sabes por qué?

 Pues eso te lo dejo a ti para que lo descubras...




sábado, 1 de junio de 2013

Una noche en el SS Thistlegorm

A 27 grados, 48’800 minutos de latitud Norte y 33 grados, 55’250 minutos de longitud Este, y a 30 metros de profundidad, descansa el que probablemente sea uno de los mejores pecios del mundo; el S.S. Thistlegorm.

Fue construido en los astilleros de Sunderland (Inglaterra), y puesto en funcionamiento en enero de 1941, mismo día en que se incorporó a la flota militar aliada de la 2ª Guerra Mundial.

Nueve meses más tarde, en su cuarto viaje, navegando por el Mar Rojo en dirección al Canal de Suez, cargado de provisiones y armamento militar destinado a la ofensiva en el Norte de África dirigida por el General Montgomery, recibió ordenes de retrasar su avance, ya que debido a una colisión entre dos navíos, el Canal se encontraba colapsado, por lo que se vio obligado a fondear cerca del Estrecho de Gubal.

Por aquellos días, la inteligencia alemana recibió la información de que un elevado contingente de tropas aliadas se dirigía hacia el Canal en un convoy donde se encontraba el célebre Queen Mary.

La noche del 5 de octubre de 1941 dos bombarderos Heinkels alemanes salieron de su base en Creta con la orden de hundir y destruir a ese convoy. Pero no lo encontraron. De regreso en la madrugada del día 6 y al límite de su autonomía, se toparon con el Thistlegorm, descargando su mortífera carga sobre él. Era aproximadamente la 1:30h cuando se hundió precipitadamente dejando 9 victimas de sus 41 tripulantes.

Jacques Yves Cousteau, lo descubrió en 1955 en una de las primeras navegaciones a bordo del Calypso, y yo el 7 de enero de 2002. Desde entonces lo he visitado en siete ocasiones más, pero ninguna de ellas como la última, hace poco más de tres meses.

Siempre me ha fascinado descubrir su silueta a medida que voy descendiendo por el cabo. Sus 126,5 metros de eslora y sus 4.898 toneladas descansan sobre un fondo de arena en perfecto equilibrio sobre su quilla sin prácticamente escora. Este museo submarino alberga en sus bodegas una gran variedad de cargamento militar, camiones, todo-terrenos, motocicletas, munición, armas, fuselaje de aviones, …, hasta material ferroviario en su cubierta y dos locomotoras de vapor sobre el fondo a ambos costados del buque. Siempre fascinante. Pero esta vez sería especial, ya que teníamos la intención de sumergirnos por la noche.

Cuando comencé con el ritual de equiparme, tenía esa mezcla de tensión y emoción antes de aventurarme a lo desconocido, y en cierta manera así era, ya que sería la primera inmersión nocturna en el pecio.

Por fin nos lanzamos al agua. Profunda, corriente, pecio, ...., ¡nocturna!, y todo ello bajo un hermoso cielo estrellado del Mar Rojo. Esa es la última imagen que tuve de la superficie antes de comenzar a descender por el cabo guía. A partir de ese momento la oscuridad se hizo manifiesta. En los primeros metros, iluminado por el foco, solo el cabo de descenso y el abundante plancton que nos rodeaba, era nuestra única dimensión visual.

No había más. Sabíamos que estaba allí abajo, pero son esos metros de agua de nadie los que en una nocturna se convierten en papel en blanco en el que ponemos a escribir nuestras emociones, miedos, monstruos y leviatanes.

Y al fin a los 15 metros de profundidad, por su amura de babor, la imponente y fantasmagórica silueta de su proa aparece bajo nosotros. Uno de los momentos más esperados y emocionantes de nuestra aventura. Como si nuestro anfitrión nos estuviera esperando para darnos la bienvenida, el plancton había disminuido considerablemente y la visibilidad nos condujo hacia sus dominios. Recorrimos brevemente la cubierta cercana al puente para introducirnos en sus bodegas.

En la noche, bajo el agua, todos los detalles se realzan, y la carga que aparece ante nosotros en el interior mucho más. Descubrir pequeños detalles que nos revela la iluminación artificial de los focos, las alargadas sombras que se proyectan, el brillar de las burbujas del regulador, nos hace retomar de nuevo esas páginas en blanco que comenzamos a rellenar con sentimientos emocionados. Es en esos momentos, en donde se mezclan sensaciones extremas de paz e inquietud, cuando me acuerdo de aquellas personas queridas que quisiera pudieran vivirlo conmigo. Somos protagonistas de momentos inolvidables. Somos afortunados.

Tras 35 intensos minutos, decidimos abandonar el refugio de los mamparos y salir a cubierta. Un breve paseo por ella nos va descubriendo la diversidad de la fauna que lo ha elegido como refugio.

Buscamos el cabo para ascender. El plancton ha vuelto, la visibilidad se ha reducido considerablemente y la corriente se hace patente. El Thistlegorm se despide de nosotros. Ya en el cabo guía, a medida que vamos ascendiendo lentamente, su silueta va desapareciendo y no sin cierta nostalgia abordamos los últimos metros que nos separa de nuestro medio real. Ha sido como un sueño, mejor que eso, ha sido una gran aventura.

Ya en la superficie mi primer pensamiento: ¡Hasta pronto!




domingo, 5 de mayo de 2013

Un buen día para sumergirse


Aunque no lo pueda parecer, los días en los que el mar no se encuentra en su mejor momento, puede constituir una ocasión excepcional para poner en práctica todos los conocimientos aprendidos durante el curso y sumergirse con tu Divemaster de confianza que te asesorará en todo momento sobre el mejor proceder en estas situaciones.

Estás inmersiones, si bien aportarán mucho menos desde el punto de vista estético y paisajístico, se convertirán en un entrenamiento ideal para reforzar tu seguridad bajo condiciones adversas y anotarás en tu diario de buceo una de esas inmersiones que nunca se te olvidarán. Habrás superado condiciones que hasta entonces no te habías decidido a afrontar y tu experiencia como buceador, así como tú autoestima, habrá progresado notablemente.

Los hechos que a continuación se describen no son el fruto de de la unión de una serie de circunstancias y hechos hipotéticos, sino de las experiencias reales extraídas de las inmersiones de un fin de semana donde Neptuno, rey del mar, debía estar un tanto enfadado.

Allá por el mes de marzo, en nuestra querida costa murciana, y con una temperatura del agua entorno a los 14º C, nos esperaban las primeras inmersiones del año. Lamentablemente las condiciones del mar no parecían que nos fuesen a acompañar. La marejadilla con que se había levantado el día tendía a marejada, acompañada además de un mar de fondo. Las caras de los buzos, la mayoría iniciados con no muchas inmersiones, traslucían cuando menos tristeza o decepción. Pero como muchas veces en la vida, la relatividad de las cosas puede hacer ver la botella medio llena ó medio vacía.

Ellos quizás no eran conscientes en ese momento de que tenían ante si una oportunidad excepcional de plantearse las inmersiones como un entrenamiento y poner en práctica lo que su Instructor les había enseñado durante su curso de formación como buceadores. Esa era la realidad más objetiva; la oportunidad de sumergirse con ese fin acompañados por su Divemaster.

En estas condiciones las adversidades comienzan ya en el traslado en barco al punto de inmersión. Si como en este caso, la embarcación tiene poco calado y un diseño muy plano en su obra viva, el “meneito” lo tenemos asegurado. En cuanto abandonamos el refugio del embarcadero, comenzamos a apreciar el estado de la mar, lo que nos da una idea de que cuando fondeemos el movimiento se hará mucho más presente, y no tan noble como cuando estamos navegando.

Es el momento de plantearse el ir equipándose tranquilamente durante el trayecto para permanecer el menor tiempo posible sobre la cubierta del barco cuando hayamos fondeado, ya que el realizar esta operación en semejantes circunstancias acarrea un elevado riesgo de marearse y posiblemente algo más. Lo ideal sería llegar a falta de abrocharse el chaleco y calzarse las aletas para zambullirse al agua lo antes posible.

Una vez ya en nuestro medio y con buena flotabilidad, esperaremos tranquilamente a reunirnos con el resto de compañeros.

La existencia de mar de fondo entre otras cosas, puede afectar de manera notable a la visibilidad en función del sustrato sobre el que nos encontremos. Si como en este caso el punto de fondeo está situado sobre un fondo de mucha arena y algo de poseidonia, será más que probable que las condiciones de visibilidad sean muy escasas.

Esta situación nos lleva a realizar varias consideraciones.

La primera de ellas es que debemos tener cuidado cuando nos situemos en el cabo de fondeo o del ancla bajo la proa de la embarcación, ya que debido al oleaje, el movimiento del casco pudiera llegar a alcanzarnos, golpeándonos en nuestra cabeza si nos situamos muy próximos a este.

La segunda, es que el punto de reunión de los buzos bajo el agua debe cuidarse de manera especial, ya que suele ser muy frecuente que no haya una visibilidad superior al metro y se corre el riesgo de desperdigarse fácilmente. Por ello, el descenso debe realizarse lentamente por parejas y siempre cogidos al cabo de fondeo. A medida que lleguemos al fondo permaneceremos entorno al fondeo en espera de la llegada del resto de buceadores. Una vez que el Divemaster confirme la presencia de todos y todo esté OK, dará comienzo la “navegación”, para lo cual habrá que poner especial atención en no perder de vista a nuestro compañero y al que nos precede, hasta que las condiciones de visibilidad vayan mejorando.

La tercera, es la orientación. En estas condiciones lo más normal es que la perdamos fácilmente. Por este motivo, constituye un buen momento para realizar una práctica de orientación supervisada por tu Divemaster.

Para ello, será necesario disponer de una brújula. Es un instrumento que podemos adquirir por un precio módico para ir ampliado nuestra equipamiento y que nos servirá para irnos familiarizando con su uso antes de realizar el curso de Advanced Open Water. No obstante, el Divemaster utilizando la suya, desarrollará la práctica y os mostrará la ruta a seguir. Para poder llevar a cabo con éxito esta operación, se hace imprescindible haber tomado las referencias geográficas pertinentes con la brújula antes de iniciar el descenso.

Siguiendo todos estos procedimientos nos encontraremos bajo el agua en la mejor disposición para afrontar la inmersión, pudiendo disfrutar en ese momento lo que en principio pudiera parecernos muy complicado a tenor de las circunstancias que nos rodeaban.

Si la visibilidad no es la más óptima para disfrutar del paisaje, deberíais aprovechar la inmersión para hacerla como si no os guiara vuestro Divemaster, intentando fijar todos los datos de profundidad, tiempo, puntos de referencia visuales llamativos, que os ayuden a reconocer el camino de vuelta. Seguramente descubriréis una nueva faceta que desconocíais de vosotros como buceadores, ya que seréis capaces de reconocer y orientaros por los lugares que transitáis de vuelta al cabo de fondeo. Y es que ya se sabe: “no hay más ciego que el que no quiere ver”, y eso suele suceder cuando os acostumbráis en exceso a que os lleve vuestro guía.

Otras de las condiciones adversas con las que nos encontramos es la baja temperatura del agua. En relación al equipamiento necesario mi recomendación es no descuidar dos elementos que pudieran considerarse en principio menos relevantes.

La capucha, para muchos entre los que yo me incluyo, nos puede resultar algo incómoda, pero será un elemento agradable y confortable en tales circunstancias. No hay que olvidar que el cuerpo humano pierde la mayor cantidad de calor por la cabeza.

Por otro lado, los guantes. Si bien una primera inmersión podrías soportarla con esa parte de tu cuerpo desnuda, una segunda inmersión puede pasarte factura y convertirla en un suplicio. Este complemento también resulta muy accesible económicamente, se sumará al equipo que ya tienes y te permitirá disfrutar aunque el agua esté fría.

Al finalizar la inmersión, ya en la parada de seguridad, el oleaje se irá haciendo más patente a medida que nos acerquemos a los -5 metros. Si el oleaje es considerable, permanecer agarrado al cabo de fondeo pude suponer dos cosas.

En primer lugar, que las variaciones de cota pueden superar el metro, lo que no es nada recomendable para hacer la parada de seguridad ya que se sufre constantes cambios de presión.

Y en segundo lugar, existe un alto riesgo de sufrir el mismo mareo que si estuviéramos a bordo de la embarcación.

Por todo ello, os recomiendo mantener como referencia el cabo pero sin permanecer agarrado al mismo.

Por último, ya de regreso a la superficie, a la hora de subir a la embarcación, y en el caso de tener escala para acceder a la misma, deberemos tener en cuenta otras consideraciones.

Al igual que lo comentado anteriormente, el oleaje presente puede hacer que el casco o en su caso la escala, nos pueda alcanzar y golpear provocándonos algún daño. Por ello, deberemos guardar la observancia necesaria para protegernos de este imprevisto.

Especial hincapié en estas circunstancias, en respetar las distancias a la hora de subir a la embarcación y nunca ponerse debajo de la escala hasta que esta quede libre, ya que el compañero que nos precede podría caernos encima debido al intenso oleaje.

También otra precaución muy recomendable a tener en cuenta, sería el quitarnos previamente las aletas y evitar subir con ellas puestas, ya que lo más seguro es que acabáramos tropezándonos y provocando una caída peligrosa no solo para nosotros, sino también para los compañeros que nos circundan.

Una vez a bordo, seguro que experimentaréis una sensación de orgullo y felicidad por haber sido capaces de disfrutar bajo el agua cuando Neptuno nos lo pone algo más difícil.

lunes, 29 de abril de 2013

En Eterna Gratitud

 La historia del submarinismo comienza con el buceo a pulmón. Sin más utensilios que un cuchillo, una piedra como lastre y una cuerda atada a la cintura, se realizaban las primitivas actividades de buceo con finalidades tan diversas como la pesca de mariscos, la recolección de algas, perlas, y coral, las reparaciones de barcos, el rescate de tesoros,…

Desde tiempos muy antiguos, el hombre comenzó a experimentar con el ánimo de liberarse de las limitaciones que suponía la apnea. Ya en la antigua Grecia (360 a.C.) se encuentran referencias a los primeros ingenios rudimentarios.

Fue la actividad militar la que desarrolló con mayor decisión distintos inventos. Como el pellejo de cuero conteniendo aire, probablemente la versión más rudimentaria de las actuales botellas de acero y aluminio.

Es en el siglo XII, cuando se tiene la primera referencia de un primitivo equipo de bombeo que debió consistir en una especie de fuelle.

Con posterioridad, en el año 1500, el genial Leonardo Da Vinci se convirtió en el creador del “equipo ligero”, ya que a él se deben los primeros diseños de gafas, aletas y tubo.

La presión ejercida por la columna de agua sobre nuestro organismo fue otro de los factores en los que se comenzó a trabajar. Allá por el año 1715, un carpintero del Reino Unido, desarrolló la primera coraza de protección que consistía básicamente en un tonel de madera.

Estos toneles de madera conocidos como Lethbridge, marcaron una tendencia durante todo un siglo donde fueron evolucionando.

Pero hubo que esperar algo más para comenzar a utilizar sistemas de bombeo de aire para alcanzar profundidades cercanas a los 20 metros. El buceador por medio de un casco conectado hasta la superficie mediante un tubo, recibía el aire que le permitía respirar. La evolución de estas primeras escafandras hacia materiales más resistentes, permitió alcanzar cotas de mayor profundidad con presiones más exigentes.

Pese a los innumerables avances tecnológicos de la época, y a los descubrimientos científicos con los primeros modelos de descompresión obtenidos de las experiencias en la minería, aún el buceo no era libre. Se permanecía dependiente de la superficie, lo que suponía una gran limitación de movimientos y una pobre exploración submarina.

Aquél 11 de junio de 1910 en Saint Andre de Dubzac, nacía el futuro libertador.

Jacques Ives Cousteau desde muy joven tuvo dos aficiones muy marcadas, el mar y la creación cinematográfica.

A veces el destino nos abre puertas donde parece que se han cerrado. Así tras un grave accidente de coche en 1935, le llevó a seguir un proceso de rehabilitación que le unió al mar practicando la natación. Durante ese periodo conocería a un pescador submarino que le descubrió el fondo del mar. Desde entonces todo comenzó a cambiar.

Obsesionado por el horizonte que se le había abierto bajo la superficie del agua, comenzó a pensar la manera de sumergirse de forma autónoma. Fue en 1936 cuando experimentó con un circuito cerrado de oxigeno puro que casi le cuesta la vida. Por aquél entonces no tuvo en cuenta los efectos tóxicos del oxigeno a profundidad (Efecto Paul Bert). Tras algún nuevo intento fallido lo desestimó.

Años más tarde, a través de su suegro que por aquel entonces dirigía la compañía francesa Air Liquide, conoció a uno de sus ingenieros, Emile Gagnan, que trabajaba en el desarrollo de una válvula para los automóviles, algo similar a la idea que tenía Cousteau.

De esta colaboración intensa, surgió el primer modelo de regulador a demanda. Es en 1943 en el río Sena, cuando obtienen los primeros resultados satisfactorios. Había nacido “Aqualung”, el pulmón acuático. Se abría una nueva era de libertad bajo el agua.

Aunque la fama de Cousteau, se debe principalmente a la otra gran labor de difusión y exploración del medio marino a través de sus producciones cinematográficas, creo que todos los buzos debemos estarle eternamente agradecidos por la creación del regulador a demanda. Gracias a él, es por lo que hoy en día millones de aficionados y profesionales disfrutamos del mundo submarino como ellos lo hicieron antes.

Nuestra eterna gratitud.

Aprender a bucear solo lo harás una vez en tu vida

... y merece la pena hacerlo bien


Como docente siempre me ha preocupado la calidad de la enseñanza. Siempre he disfrutado enseñando, pero sin unos mínimos de calidad, la docencia se convierte en un acto que tiene muy poco de académico.

Para mi el buceo es una pasión, y mi dedicación a la enseñanza en este ámbito también lo es.

Lamentablemente cada vez es más difícil formar adecuadamente y con unos mínimos de calidad a los nuevos buceadores dada la guerra de precios que existe en el mercado, que se traduce tristemente, en una escasa y deficiente formación del alumno. El buceo recreativo es muy seguro, pero practicarlo con una inadecuada instrucción ya no lo es tanto.

Aprender a bucear solo lo harás una vez en tu vida, y merece la pena hacerlo bien.

Y entonces, ¿por qué no hacerlo a conciencia? ¿Por qué no dedicarme el tiempo necesario para aprender adecuadamente? ¿Por qué no puedo tener un aprendizaje a medida, privado, cómodo y eficaz? ¿Por qué no conseguir divertirme aún cuando me estoy formando y examinando? ¿Por qué no disfrutar de un instructor en exclusiva y en mi domicilio?


Desde BuceoVIP te ofrecemos la posibilidad de formarte como buceador de otra forma, con calidad, con calma, con dedicación exclusiva y personalizada, con una instrucción impartida por docentes de nivel universitario con más de 10 años de experiencia.